Hablemos de la intolerancia a la lactosa

Hablemos de la intolerancia a la lactosa
13/12/2023
Dra. Diana Jiménez
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¿Qué es la intolerancia a la lactosa?

La lactosa es la principal fuente de hidratos de carbono de la leche de los mamíferos (vaca, cabra, oveja, leche humana). Está formada por dos moléculas más sencillas que son la glucosa y la galactosa. Para poder ser absorbida por el organismo es necesaria la acción de una enzima llamada lactasa, que se encuentra en las células que tapizan el intestino delgado (los enterocitos) y que divide la lactosa en sus componentes.

Cuando falta la lactasa (de forma total o parcial), la lactosa no se absorbe y se acumula en el intestino, lo que genera:

  • Dolor abdominal
  • Distensión abdominal
  • Náuseas
  • Diarrea (deposiciones más blandas)
  • Flatulencia

No todas las personas tienen síntomas, y aquellas que los tienen los presentan de forma variable. Algunas toleran ciertas cantidades de lactosa y otras presentan molestias con cantidades muy pequeñas. 

IMPORTANTE: La intolerancia a la lactosa no es lo mismo que la alergia a leche de vaca, aunque a veces puedan tener síntomas parecidos. La lactosa es el azúcar de la leche y la alergia es producida por las proteínas de la leche.

¿Por qué se produce la intolerancia a la lactosa?

La intolerancia a lactosa en muchos casos suele ser secundaria a una patología digestiva que produce un daño en los enterocitos, con lo que se pierde la sustancia que digiere la lactosa. Cuando se recuperan los enterocitos la intolerancia desaparece, siendo, por tanto, un cuadro transitorio. Las patologías que pueden producirla son: infecciones intestinales, enfermedad celíaca, intervención quirúrgica de intestino delgado, enfermedad inflamatoria intestinal.

En otros casos es una intolerancia primaria, siendo lo más frecuente el déficit racial (también llama do hipolactasia del adulto). Este proceso hace referencia a una pérdida de la actividad de la enzima de forma natural a partir de los 2 o 3 años.

¿Cómo se diagnostica?

En la mayoría de las ocasiones no se precisan pruebas complementarias, de tal manera que en niños con una historia clínica compatible con los síntomas y al retirar la lactosa de la dieta entre dos y cuatro semanas ya es suficiente para su diagnóstico; sin embargo, este diagnóstico siempre debe estar acompañado de un especialista. 

En casos seleccionados, el especialista valorará pruebas para confirmar el diagnóstico.

¿Cómo se trata?

Los síntomas se resuelven al quitar los lácteos no fermentados de la dieta. Estos lácteos pueden ser sustituidos por productos lácteos sin lactosa: fórmulas especiales en bebés y leche sin lactosa en niños mayores. 

En niños no se recomiendan las bebidas vegetales (bebidas de soja, de arroz, de almendras), ya que no son adecuadas desde el punto de vista nutricional. El queso (especialmente el más curado o los tipos emmental y gruyer) y el yogur se toleran mejor y hay personas que los pueden consumir con normalidad, ya que contienen menos cantidad de lactosa debido a la fermentación.

Debes siempre consultar con tu médico para realizar el manejo adecuado.

Signos de alarma

  • Si su hijo no crece ni gana peso.
  • Si los síntomas empeoran o no mejoran a pesar del tratamiento con una dieta estricta sin lactosa.
  • Si presenta nuevos síntomas: fiebre, sangre en las deposiciones.